Edmilson habló claro. Se atrevió a hacer lo que otros no se han atrevido. Ha destapado la caja de los truenos, pero a veces estas cosas son necesarias. Los problemas se solucionan afrontándolos y no dejándolos pasar.
Todo el mundo conoce que el vestuario del Barça es un despelote. Por un lado están los jugadores que están comprometidos y que buscan lo mejor para su equipo. Son profesionales y se cuidan como tales. Trabajan día a día y se “ganan” el sueldo.
Por otro lado están los que prefieren vivir la vida y aprovechar la fama que les da el fútbol. Prefieren hacer anuncios, salir de fiesta, estar en todos lados…excepto donde tienen que estar. Es verdad que los futbolistas no son monjes que tienen que estar todo el día encerrados y sólo aparecer para trabajar, pero no estamos hablando de eso. Una cosa es salir una noche de fiesta y otra bien distinta es ser el amo de la noche, el crack de los anuncios o algo similar.
Ya ocurrió esto en el Madrid y todos conocemos el resultado. La situación fue agrandándose cada vez hasta que un día terminó por explotar. ¿Consecuencias? Tres años sin títulos, media plantilla a la calle, un dineral en fichajes, entrenadores y varios presidentes. ¿Eso es lo que quiere el Barça? Yo creo que no, pero de momento no hay nadie dispuesto a tomar medidas. De lo único que se habla es de la continuidad de Rijkaard. ¿El holandés tiene la culpa? Algo de culpa tendrá, pero la responsabilidad de este desaguisado es de las altas instancias. Rijkaard ha sido uno de los mejores entrenadores del club catalán y no deberían prescindir tan rápido de él…pero me da que esto no tardará mucho en producirse.
Ahora saldrá gente que diga que Edmilson no debería haber hablado, que estos son problemas que deben quedarse en el vestuario…pero lo que busca el brasileño es mejorar la situación. Si los de arriba no toman medidas, alguien tiene que denunciarlo para que las cosas no sigan ese camino…veremos cómo termina todo.