El jueves por la noche, después del partido Tottenham-Getafe, escuchaba con asombro que los ingleses daban por hecho la llegada de Juande Ramos a su club. Esa misma noche habían dado boleto a su entrenador y aseguraban que el entrenador del Sevilla viajaría a Londres en los próximos días.
La oferta era mareante, siete millones de euros por temporada es una barbaridad y no se puede rechazar, pero Juande ya lo había hecho en pretemporada y no pensaba que fuera a dar ahora este paso. En junio sería otra cosa, pero pensaba que era casi imposible que dejara al equipo recién comenzada la temporada.
Pues bien, ayer por la tarde leí la noticia en los diarios deportivos. Juande rescindía su contrato con el club hispalense y emprendía una nueva aventura en tierras inglesas. Un proyecto muy ambicioso y un futuro garantizado. Muchos sevillistas no entenderán la situación, pero esto no tiene más vuelta de hoja. ¿Quién le podía asegurar a Juande que aguantaría toda la temporada?
El Sevilla no ha comenzado bien este año. Muchos partidos, demasiado éxito sobre sus espaldas, enfrentamientos entrenador-presidente, fallecimiento de Antonio Puerta…etc. Demasiadas cosas como para realizar una apuesta segura.
Este deporte en España se mueve por los resultados y nadie escapa a esta máxima del fútbol. En Inglaterra hay otra mentalidad. Dan la oportunidad de crear un equipo a largo plazo, pero en la península no ocurre esto. Da igual que seas campeón de Europa, de Liga o de UEFA, puedes caer en cualquier momento. Nada aseguraba a Juande su futuro. De repente llaman a su puerta unos señores que le ofrecen un seguro de vida y le dan la oportunidad de formar un conjunto a largo plazo ¿Quién lo rechazaría?
El fútbol entiende de sentimientos, pero la mayoría de las ocasiones están destinados únicamente a los aficionados. Pocos profesionales se identifican de por vida por unos colores. Es su trabajo y el pan de cada día. Deben asegurarse su futuro. Eso es lo que ha hecho Juande. Lee el resto de esta entrada »